El rugby como escuela de vida

Un gran campo, cuatro balones y trescientos niños lanzados a por ellos. Comenzó así la aventura del equipo femenino de rugby de Satrokala, en la región de Ihorombe, en el sur de Madagascar. Un desafío lanzado una tarde de primavera de hace dos años, y que no pretendía nada más que ofrecer un poco de diversión en grupo, un momento de asueto para jóvenes adolescentes habituados a vivir a la sombra de una pobreza estructural, a menudo gangrenada por la ausencia de recorridos educativos y culturales. Así, sobre la tierra roja, con jóvenes vestidos de mil colores, entre voces y trencitas, nació un proyecto deportivo que ha sabido abrazar a jóvenes y adultos poniendo en marcha procesos de inclusión social. Un camino entusiasmante que surge en torno a la sede operativa de Tozzi Green Madagascar, que desde hace unos años invierte en territorio malgache para hacer fértiles terrenos que durante siglos habían permanecido sin cultivar. Junto a plantaciones de maíz y de soja, árboles frutales y cultivos de geranio, el poblado adyacente se ha triplicado, convirtiéndose en punto de referencia para todo el distrito. Se han iluminado las calles, se ha favorecido el aprovisionamiento de agua con fuentes en las calles, se ha construido un centro médico y se han creado dos escuelas infantiles. Un trabajo de comunidad donde, además de crear un millar de puestos de trabajo, se han puesto en marcha elementos prácticos de “civilización”, social y sanitaria.

El “cambio” en campo deportivo surgió a partir del encuentro con la asociación francesa no gubernativa, “Terres en Mêlées”, entidad que trabaja en ámbito internacional, utilizando el rugby como vehículo para proponer modelos educativos, estimulando recorridos fisiológicos y cognitivos. Así, tras un primer año en que las chicas patrocinadas por Tozzi Green participaron en algunos torneos de la región, saliendo por primera vez en su vida de sus poblados y llegar hasta el mar. En este año, 2017, el proyecto se ha transformado en una auténtica academia de rugby. Un recorrido de crecimiento, pensado en dos vertientes: la actividad deportiva y la educación medioambiental. Todos los que quieren jugar, deben ir a la escuela y seguir cursos de educación cívica sobre el uso del agua, del suelo, de la tierra. Un camino de consciencia y autodeterminación en un país que todavía presenta muchas carencias en este aspecto. El rugby como escuela de vida, de lealtad, de corrección y de un sentido amplio del estar juntos. Escuela y deporte, para llegar a ser hombres y mujeres adultos capaces de regir su propio destino.

El experimento, abierto, por supuesto, a todos, ha obtenido resultados extraordinarios en términos de participación y entusiasmo. Se ha organizado así, en colaboración con la Federación Malgache de Rugby y el Ministerio de Educación, el primer torneo nacional de rugby solidario, en el que se han enfrentado los equipos, masculinos y femeninos, de cada región. Entre rondas de eliminatorias y encuentros directos, se ha llegado un mes después a la final, disputada el 25 de junio en el Malacam Stadium de Antananarivo ante diez mil espectadores. Los mejores resultados han sido precisamente los del equipo femenino “Rugby Academy Ihorombe”, patrocinado por Tozzi Green,el cual, después de haber ganado la semifinal de la región centro-sur, ha jugado la final con la ganadora de la semifinal del centro-norte, un equipo con años de experiencia en los campos de rugby. Han ganado las veteranas, pero el resultado deportivo y humano alcanzado ha tenido un alcance de extraordinaria importancia, haciendo evidente el deseo de rescate de estas muchachas, la voluntad de salir, con tenacidad y determinación, del estancamiento de un mundo que, durante siglos, ha permanecido confinado a las estrechas calles de un poblado hecho de calles áridas y horizontes planos. Dinámicas de equipo, unión, contacto, lealtad y respeto frente al adversario, frente al otro, frente a uno mismo. Esto es lo que Tozzi Green ha sabido construir en Satrokala, haciendo participar, además de a los entrenadores, a dos educadoras que están acompañando a estas jóvenes en un recorrido de conocimiento y toma de conciencia de todas las potencialidades no expresadas de las que cada ser humano está dotado.

El rugby como escuela de vida, una Ong como “Terres en Mêlées” que propone una mirada educativa a través de la pasión lúdica del deporte y un grupo italiano, Tozzi Green, comprometido en la doble vertiente de las energías renovables y de la agricultura, que ha puesto a disposición estructuras y entusiasmo para ofrecer un salvoconducto de emancipación y de autonomía a centenares de jóvenes adolescentes.
Un pase, una sonrisa”, ”, lema de las jóvenes de la “Rugby Academy Ihorombe”, nos parece la mejor traducción posible para sintetizar la elevada ambición de conjugar desarrollo sostenible, solidaridad y emancipación humana. 

Fabio Cavallari
narrador